Aunque los cinemas porno fueron reemplazados hace varias décadas por las revistas y sistemas streaming, adentrarse en uno siempre pareciera una forma sencilla de viajar al pasado, donde salas de proyección vhs, salas de pobre sonido y silletería usualmente roja de cuero vuelven a la vida contemporánea. Llegamos a ‘Gay Sex-Messe’ como tantas veces que encontramos historias interesantes por contar, de coincidencia, y no dudamos en adentrarnos a explorar el sitio.
El recorrido inició algunos varios metros atrás donde una llamativa fachada rosa, con letras en una fuente tipográfica particularmente traviesa que conformaban el aviso ‘Gay Sex-Messe’, y un ventanal cubierto con pesadas cortinas pareciera incitar a visitar el lugar. La entrada, directa a la tienda de vídeo, nos recibió. Música baja casi indescifrable (no solo por el mínimo volumen sino por el sonido de la sala de proyección que pasaba una película en ese momento), paredes recubiertas de cientos sino es que miles de cintas de vídeo porno gay adornaban la pared.
Procedimos a ingresar y preguntar por algunas títulos de películas y accesorios que el mismo cinema dispone, entre esos una pequeña sección de Sex-Shop con un poco de todo: desde dildos enormes, pasando por aceites y geles lubricantes.


Ya al interior del cinema y llegado el momento de entrar a la sala de proyección nos dispusimos a conversar con el encargado de ‘Gay Sex-Messe’ para conocer acerca de la distribución del lugar y poder ubicarnos mas fácilmente. Una vez dentro de la sala, el olor de cuerpos sudados, lubricante y silleteria antigua era imposible de ignorar. A esto se le sumaba las casi inexistentes fuentes de luz, además de la obvia pantalla que enseñaba una película porno (por supuesto gay) quizá filmada al final de los 2000. Película que disfrazaba con su propio sonido los gemidos que provenían del interior.
No tardamos mucho tiempo en encontrar entre las sombras el primer cuerpo de un hombre mayor, completamente desnudo masturbándose sobre una de las sillas de cuero, completamente concentrado en la película proyectada. En cuanto a lo demás, pasillos con destino un tanto desconocido y focos rojos de luz que se limitaban a enseñar el contorno de los torsos masculinos.

Una vez afuera, procedimos a hablar con el encargado del lugar quién nos contó más sobre la historia del sitio. “Nunca fue una tarea sencilla. Sin embargo nunca hemos tenido que cerrar.” Afirmaba. ‘Gay Sex-Messe’ es un cinema porno que lleva más de 30 años en funcionamiento, y desde el siempre fue concebido como un cine de entretenimiento para adultos, especialmente hombres homosexuales. Según él mismo, la limpieza no parece un problema, y dice no recordar ninguna anécdota divertida en su trabajo, que vale aclarar, no es el que realiza tiempo completo.

No salimos del lugar sin agradecer su amabilidad, algunos cuántos tragos de cerveza alemana, y algunas mirada de visitantes que ingresaban mientras hacíamos algunas fotos. Actualmente ‘Gay Sex-Messe’ se encuentra cerrado por cuarentena y no se desconoce una reapertura cercana.
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