Menos siempre será menos… ¿o más?
Cuando Jil Sander lanzaba en el 2012 una bolsa de papel con su logotipo por $290, pudimos empezar a divisar un momento icónico no solo en la moda, sino en todas las líneas de complementos. Ya recitaba Coco Chanel “Less is more”, y pareciera que ahora fuera una de las más grandes tendencias para llevar a lo largo del año, pero ahora no solo con bolsas de papel, sino en materiales especial en formas minimalistas, como Balenciaga o Medea.
Quizá por su estética retro fusionada con una actitud desinteresada, Medea ha logrado posicionarse desde el 2018 como una firma única y propositiva. De ahí que sus bolsas no solo se coticen por cientos de dólares y sean reconocidas por Vogue, sino que además sean vestidas por importantes celebridades. ¿Pero qué hace de las bolsas Medea un objeto de deseo tan importante de la temporada? La estructuración, la geometría y simplicidad en los diseños (sin contar la diversidad de tamaños en las que vienen y múltiples estampados) hacen de cada bolsa una prenda sencilla que logra ser lo suficientemente llamativa pero, al igual que el espíritu de la marca, sin necesidad de ser extravagante. Recuerdan mucho a las bolsas clásicas de los 50s por la finura en sus detalles, pero llevado al molde de bolsa de compras.
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