Vía Harper’s Bazaar
O lo amas o lo odias. Tras su colección Fall 2018, Gucci abrió una conversación tan válida como necesaria cuando el diseñador insignia de la clásica sartorialidad, Giorgio Armani, tomó la palabra.
Sin mencionar directamente marcas, el anuncio tuvo lugar en días posteriores a la pasarela de Gucci. El mismo Giorgio Armani aclaró que la idea de recurrir a elementos sugestivos para llamar la atención, no era una hazaña realmente válida.
El debate se abre en este punto, cuando echamos un vistazo a la colección de Gucci, donde dragones, cabezas decapitadas llevadas por sus dueños, y estampados de la cultura pop eran protagonistas en una sala quirúrgica (recreada) que sirvió de locación para presentar las piezas. Pero, y sin todos estos detalles no comerciales por supuesto, la colección no variaría en contraste con las presentaciones de temporadas pasadas donde el renacentismo es protagonista todas las temporadas.
¿Entonces, la creatividad realmente la clave del éxito de una firma contemporánea?
Firmas tan representativas del street-wear como Off-White, HBA o Vetements han obtenido gran reconocimiento por la audacia e ingenio en sus colecciones, sin embargo la creatividad debe ser alimentada de forma constante por el valor de las firmas y la demanda del público. Pero existe una delgada línea entre una verdadera propuesta innovadora que explora el concepto del que nace y se reinventa una y otra vez sin recurrir a elementos o performances que se llevan la mayor atención de la colección dejando de lado la naturaleza de la pasarela: Las prendas.
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