Por Mateo Navarro. @mateonavarrro, Instagram.
The End of the F***ing World llegó para encantar a muchos, y aburrir a (muchos) otros. Los personajes lineales que carecen de emociones acompañados de una voz en off, fueron suficientes para llamar nuestra atención dentro del contenido mainstream. Vimos la primera temporada de la serie en unos cuantos días, y aquí nuestras opiniones.
Aunque cada capítulo no excede los 20 minutos de duración, la serie atrapa y deja correr la trama en este limitado espacio. En tan solo 20 minutos, la serie construye flash-backs, propone situaciones, encanta con escenarios típicos de una novela hipster y engancha de forma previa al espectador para dar clic al siguiente episodio.
Pero, ¿de qué va la serie? según IMDB “James tiene 17 años y está bastante seguro de que es un psicópata. Alyssa, también de 17 años, es la chica nueva y temperamental en la escuela. La pareja establece una conexión y ella lo persuade para que se embarque en un viaje por carretera en busca de su verdadero padre.” Y aunque suene sencilla, durante el transcurso de los episodios los personajes son puestos en situaciones interesantes, algo descabelladas, y que hacen avanzar la historia con puntos de giro interesantes.
En cuanto a los personajes, James (reconocido por su protagónico en ‘Shut Up And Dance’ de Black Mirror) y Alyssa se convierten en el perfecto fetiche adolescente: Inadaptados, ‘grungers’ y hipsters. Con cambios de looks necesarios, el gusto por la moda enfocado en la moda bohemia toma sentido con cada paso y escenario que visitan los mismos.

Tal ha sido el impacto que hemos tenido por la serie, que desde ya no podemos esperar la segunda temporada de la serie que desde ya especulamos una evolución forzada de Alyssa y James al ser apresados… ¿O no?
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