Por Mateo Navarro. @mateonavarrro, Instagram.
Imagina la situación: Vas conduciendo (probablemente con los vidrios bajos y la música alta) por una carretera desértica en los Estados Unidos. De repente y como si de un espejismo se tratase te topas con una auténtica tienda Prada, allí, en medio de la nada literalmente.
Y aunque no es una auténtica tienda Prada, si es una réplica exacta de una de las famosas boutiques de la firma italiana. Se trata de Prada Marfa, una instalación creada por Ronald Rael y Virginia San Fratello en el año 2005, y popularizada recientemente gracias a las redes sociales, lo que ha generado que la tienda de lujo en medio de la nada se convierta en un punto turístico para muchas personas, incluida Beyoncé. Pero, ¿Se trata de una verdadera estrategia publicitaria de proporciones extremas, o un desacierto del marketing? Lejos de ser alguna de estas opciones.
Prada Marf (nombre original) es una instalación artística, cuyo interior se encontraba surtido originalmente con zapatos y bolsos originales de la marca, pero tras incidentes con personas inescrupulosas y luego de ser víctima de vandalismo en varias ocasiones, la marca y los artistas decidieron poner en el interior de Prada Marfa únicamente zapatos derechos de talla 37 y bolsos; todo de las colecciones de la firma italiana del 2005. Inclusive la “tienda” tuvo incidentes legales ya que se creía que tan solo era un prototipo publicitario, pero se logró demostrar su valor artístico… Pero, ¿Cuál valor artístico?
Prada Marfa es una crítica al consumismo contemporáneo, y 10 años después de su instalación la tienda sigue estando allí, en medio de la nada día y noche a la intemperie para evidenciar el deterioro del lujo a través del paso del tiempo. Marfa se deconstruye en un mundo que cambia de forma inmediata y constante para dejarnos entrever el valor real de lo material, donde el deterioro es absolutamente natural e inevitable.
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