Por Mateo Navarro. @mateonavarrro, Instagram.
Referente de suspenso, drama y emoción, Black Mirror arrivó a Netflix con su cuarta temporada para quebrar las redes sociales de comentarios y reacciones. Vimos la temporada, conversamos y analizamos lo que aconteció, todo para dividir en dos nuestras razones para verla y para no verla.
SÍ: De las mayores razones de peso para contemplar esta temporada es el valor estético. Black Mirror se arriesgó enormemente presentado capítulos con direcciones artísticas muy diversas entre ellos, que abordaban desde la clásica estética de Star-Trek, pasando por un naturalismo contemplativo, hasta un capítulo completo en blanco y negro contrastado. El capítulo que necesitas ver es: Black Museum, un drama equivalente a White Christmas de temporadas pasadas, con historias muy interesantes y desgarradoras.
NO: Si de toda una temporada de seis capítulos solo dos pueden llegar a ser realmente interesantes (basados en los antecedentes de la serie, y las especulaciones que habían surgido de la misma producción) entonces no es una buena temporada. Como Black Museum, es posible destacar Metalhead y USS Callister y es todo. Lastimosamente los giros dramáticos o inclusive los mismo desenlaces perdían fuerza, o eran bastante previsibles.
Black Mirror siempre será Black Mirror. Nos emociona, nos estremece, nos encanta, sin embargo y para sorpresa de muchos, no quedamos del todo satisfechos sin que esto signifique que la dejaremos de ver (¡que salga ya la próxima temporada!) porque al final no todo puede ser excelente, ¿verdad?
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